VENIMOS DE LAS ESTRELLAS


¿Una construcción funeraria o ritualistica? La constante pi de sus proporciones… sus 2.800.000 bloques, de hasta 80 toneladas cada uno, 27.000 de ellos pulidos con una precisión telescópica… constatan el empleo de una tecnología imposible para la época. Una datación que oscila entre los 2.500 años aC de la Gran Pirámide, en tiempos de Keops, de la IV Dinastía, según los arqueólogos, y los 10.000 años de antigüedad que muestran los análisis geológicos. Curiosamente, la reciente hipótesis sobre el alineamiento astrológico de las Pirámides de Gizeh con las estrellas de la constelación de Orión, abogan en favor de la datación más disparatada.

Siempre que pensamos en las pirámides, nos viene a la mente una ineludible cultura que tuvo sentamiento en el continente africano, más concretamente en Egipto. Pero la verdad es que no hay muchas pruebas para catalogar quién fue el constructor originario y cuál fue el verdadero sentido de la construcción del grandioso monumento que caracteriza la séptima maravilla del mundo antiguo y que es la Gran Pirámide de Keops.

Para comenzar a plantearnos este problema, tendremos que admitir que los faraones nunca accedían a ser enterrados en tumbas que ellos mismos no hubieran mandado construir. Si por cualquier causa fallecía sin estar el monumento terminado, el sucesor tenía la obligación de hacerlo y así rendir culto al faraón muerto. Como excepción muy entrecomillada, tenemos la tumba del faraón Tutankamón.

Esta tumba fue hallada en el valle de los reyes el 4 de Noviembre de 1922 por Howard Carter y contenía los innumerables tesoros del joven faraón Tutankatón que posteriormente se cambió el nombre a Tutankamón restableciendo el antiguo culto a Amón Ra cosa que le honró entre los suyos. Y como hecho anecdótico hay que resaltar que un pequeño grabado que había en la entrada a la tumba del faraón advertía que una terrible maldición caería sobre aquellos que osaran perturbar el sueño eterno del faraón. Al poco del maravilloso hallazgo, todos los que participaron en la excavación murieron por causas extrañas, excepto su propio descubridor, Carter.


Volviendo al hecho que nos ocupa, la causa de que la tumba de Tutankamón fuera hallada intacta, fue porque falleció a muy temprana edad y todavía no habían comenzado su monumento funerario, teniendo así que adaptar a toda prisa la tumba de un sacerdote de la época que fue la que sirvió de eterno reposo para este niño faraón. Muy recientemente, unos arqueólogos americanos han hallado en la región de Saqara, cerca de la pirámide más antigua (la pirámide escalonada), la tumba de una de las posibles reinas que Tutankamón iba a tener. Esta tumba se destaca por el magnífico estado de conservación en el que se encuentra.

Pero el problema surge con la trascripción del jeroglífico de la conocida Estela del Inventario, que daba a conocer que la Gran Pirámide ya estaba construida en tiempos de Keops, y era llamado el Templo de Isis. Lo peor de todo, fue la gran pérdida que todos sufrimos cuando su revestimiento en granito rosado, que constaba con unos 27.000 bloques completamente grabados con signos jeroglíficos y que situaban el verdadero origen y utilidad de esta pirámide, fueron expoliados por un emir que los utilizó para construir muchos de los antiguos edificios que hoy en día se levantan en El Cairo.

Así pues, la única prueba que hoy existe para aceptar que la Gran Pirámide fue construida para el reposo de dicho faraón, es la de un sello grabado encontrado en el interior de la Cámara de Descarga del cual se duda incluso y se atribuye a una posible falsificación del coronel Vyse, que fue el que descubrió las últimas cuatro cámaras, pues la primera la descubrió Nelson.

Aceptando las teorías de los arqueólogos, en la construcción de la gran pirámide, se tardaron unos 20 años con más de cien mil hombres trabajando en ella. Y en la construcción de la calzada o vía por la que iban a transportar los enormes bloques de piedra calcárea desde la cantera, se tardaron más de diez años. Las preguntas son obvias: ¿cómo harían más de cien mil hombres durante veinte años para trabajar en un mismo lugar, sin molestarse unos a otros?, ¿cómo transportaban esos inmensos bloques de piedra que pesan de 2 a 80 toneladas cada uno, desde las canteras de Aswan que están a unos 1.000 kilómetros de distancia?, ¿cómo cortaban los bloques de granito, con sus simples útiles de cobre, ya que no conocían el hierro? ¿cómo subían a la cima de la pirámide (148 metros) estos bloques de 80 toneladas, cosa que hoy es imposible?

Podríamos seguir planteando preguntas, pero primero vamos a sugerir algunas hipótesis que, por descabelladas que parezcan, quizás sea la base de sustento para pensar que la cultura egipcia pudo tener otras raíces. Según los datos arqueológicos, con cien mil hombres trabajando constantemente en la construcción de la pirámide, que consta de 2.800.000 bloques que pesan de 2 a 80 toneladas, para poder terminarla en veinte años tendrían que haber colocado, situado, orientado, pulido y grabado uno de esos pesados bloques cada 3 minutos y sin utilizar poleas ya que en aquel entonces no las conocían.

Para complicar más la dura tarea, decir que no se han encontrado vestigios de amarres de cuerdas y nada por el estilo, así pues no nos olvidemos del transporte que en ocasiones no era nada sencillo. Además como dato curioso, para el fijado de los bloques utilizaban un yeso de fraguado rápido, cosa que una vez fijado el bloque era imposible moverlo para su orientación. Para la construcción de cada uno de los bloques de granito que recubrían la pirámide que tenían unos 20 metros cuadrados de superficie cada uno, se emplearía la misma tarea que para el pulido del espejo del observatorio del Monte Palomar.


Así pues, lo que hoy en día conseguimos con la moderna tecnología en varios meses de pulido, ellos, supuestamente lo harían con los 27.000 bloques utilizados. De esta forma, para conseguir pulir todos los bloques de granito en 20 años, deberían de haber pulido unos 3´6 bloques por día, ¿no les parece a ustedes algo exagerado? Según los arqueólogos, para el pulido simplemente se utilizaba arena y un ladrillo.

¿Instrumento astrológico?

Si por un momento dejamos de lado a los planteamientos de trabajo y potencial humano para la construcción de la Gran Pirámide y nos situamos en el periodo de reinado del faraón Keops, las cifras que nos proporcionan los arqueólogos oscilan entre los veintitrés años identificados en el Papiro de Turín y los sesenta y tres de Manetón. Si Manetón recogió todos los nombres de los faraones por encargo Ptolomeo IV (205-181 a C), con el fin de alargar la duración de su estirpe y se considera igualmente válido el papiro de Turín, la Gran Pirámide no pudo ser comenzada y acabada por Keops. Otra cosa es plantear que este faraón pudiera terminar la pirámide o adaptarla para su descanso terrenal.

Los egiptólogos como sustento de esta hipótesis, han encontrado serias diferencias en los procesos de construcción de la pirámide, lo que se consideraría como base, y las diferentes cámaras que se encuentran presentan un aspecto de construcción perfecto. Pero en las últimas zonas de construcción, las terminaciones eran más burdas y en ocasiones menos perfectas. Con lo cual tenemos un importante aspecto para diferenciar la época.

La cosa se complica, cuando comenzamos a pensar en algunos detalles curiosos que comprendían la gran pirámide. Un equipo de investigación español, encontró en el fondo del pasadizo de la verdadera entrada a la pirámide un fragmento cilíndrico de madera que se demostró científicamente que pertenecía a un bloque de granito que se encuentra en la entrada y sirvió como sistema de cierre.

Un dato muy curioso, es que cuando llevaron a una Universidad americana a analizar este pequeño cilindro de madera, los científicos se asombraron cuando el veredicto del C-14, dató del 2016 después de Cristo, este hallazgo. ¿Quiere decir esto que viene del futuro? Analicemos ahora, el propio sistema de cierre de la entrada a la pirámide, que se encuentra in situ y cualquiera puede verlo. Se trata de un bloque de granito, con seis orificios que corresponderían a seis cilindros de madera como el que se encontró en el fondo del pasadizo que nos conduce hasta el mismísimo punto central, donde bascula el enorme monumento.

Un científico inglés, examinó los orificios donde supuestamente se insertarían esos seis cilindros, y encontró las marcas de un broca algo extrañas. En primer lugar, la broca tendría que tener una dureza 500, para poder haber trepanado de la forma en que lo hizo este bloque de granito. Tengamos en cuenta que el material más duro que se conoce es la vidia, que es el diamante sintético y tiene dureza 11 y se utiliza en los talleres para cortar precisamente el granito. En seccionar un bloque de granito de un metro, se invierten horas con nuestra técnica actual. Según los cálculos de este científico inglés, en base a la medida de separación de las marcas dejadas por la broca, el proceso de perforación con el que se trataron los orificios del bloque de cierre, fue tres veces más rápido que como hoy en día lo hubiéramos conseguido con nuestro sistema. Sólo con observar el obelisco inacabado de las canteras de granito rosa que se encuentran en Aswan, nos damos cuenta que la forma acucharada con la que esta esculpido, encierra un misterio superior al que simplemente nos explican los arqueólogos


A cierta distancia del nacimiento del Nilo, se encuentra una tribu, los Dogones, anclada en la prehistoria, que afirma que hace diez mil años, una extraña arca de luz vino del cielo. De ella salieron unos seres mitad pez, mitad hombre llamados instructores y decían venir de una estrella llamada Potoolo (Sirio B). Contaban que en ese sistema estelar, había una estrella de gran magnitud llamada Digitaria (Sirio A) y que Potoolo rotaba al rededor de Digitaria en un tiempo de 50 años. También decían que una simple cucharada de la estrella Potoolo, pesaba más que todo nuestro planeta. Según las comprobaciones científicas que se hicieron al respecto, Los Dogones, conocían exactamente el sistema estelar binario de Sirio, cuando este se descubrió por primera vez en el año 1824 y se pudo observar en el 1864 con un telescopio.
Por otro lado, en el 1972, se comprobó que en efecto, la estrella Sirio B, tiene un periodo de 50 años alrededor de Sirio A. Y para mayor asombro, hace tan solo cinco años, se pudo analizar mediante un sistema espectral, la densidad que tendría la estrella Sirio B, dando casualmente una dureza 500. ¿No les parece algo extraño, que una tribu anclada en el pasado conozca detalles que hoy en día la ciencia está descubriendo con su moderna tecnología?


Si pensamos que la raza egipcia, originariamente pudiera venir de centroafrica, y más concretamente de una región cercana a las tierras de los Dogones, e intentamos dar una explicación coherente a la construcción de las pirámides, posiblemente encontremos alguna solución cuando comparemos la dureza de un material como el que pudiera haber sido traído por una raza extraterrestre, en la visita realizada a esta tribu y que casualmente coincide con el que la ciencia dice que tiene la estrella de donde estos venían, con el material de la dureza necesaria para realizar las trepanaciones del bloque de granito que supuestamente sirvió de sistema de cierre. Pero claro, es una utopía pensar que una raza extraterrestre pudiera haber venido a la Tierra, ¿no creen?…

El Secreto de las Pirámides y Napoleón


La frase se pronunció el 21 de julio de 1798. Durante la batalla que enfrentaría a las tropas francesas y a los mamelucos, Napoleón exhortó a sus soldados con aquel mítico ¡cuarenta siglos os contemplan!. El general se refería, naturalmente, a la edad de la más grande de las tres pirámides de la meseta de Giza, a las afueras de El Cairo. La única de las siete maravillas del mundo antiguo que aún sigue en pie… Más de doscientos años después, los egiptólogos están casi convencidos de que la fecha dada por Napoleón en su conocida arenga es fundamentalmente correcta.

En efecto, la Gran Pirámide de Giza, un monumento que originalmente superó los 146 metros de altura -el equivalente a un edificio moderno de 40 plantas-, fue levantado en tiempos del faraón Keops, de la IV Dinastía, hacia el 2500 a C. Pero no todos están de acuerdo en esa cronología. En el siglo 25 antes de nuestra Era, sin ruedas ni poleas, ni grúas o máquinas de ninguna clase, un grupo indeterminado de obreros movió la friolera de más de dos millones de bloques, de pesos comprendidos entre las 2,5 y las 60 toneladas. Y no sólo eso: sin brújula -no existía- orientaron sus cuatro paredes a los cuatro puntos cardinales con una precisión pasmosa; sin hierro practicaron agujeros que parecen hechos con un taladro en los que al examinar las muescas se ve que cada vuelta de torno profundizaban en el granito hasta doscientas veces más que lo que lograríamos nosotros hoy con un taladro de punta de diamante; y sin instrumentos ópticos orientaron algunos canales internos hacia la posición que ocupaban estrellas como Sirio, Zeta Orión o Alfa del Dragón, muy importantes dentro del contexto religioso egipcio.

Esos y otros detalles evidencian que los constructores de la Gran Pirámide poseían unos conocimientos científicos que los expertos dudan en conceder a los primeros egipcios. ¿Y entonces a quién? La falta de pruebas concretas sobre la autoría de este monumento, en el que no se han encontrado grandes inscripciones con el nombre del faraón que las levantó, han dejado el terreno abierto a la especulación. A atlantes, extraterrestres y hasta al mismísimo patriarca José de la Biblia se les ha atribuido la construcción de este edificio… sin pruebas. En realidad, tratándose de la Gran Pirámide, casi no hay pruebas de nada. Casi, por ejemplo, por raro que parezca, nunca se ha encontrado la momia de un faraón dentro de una pirámide.


Es más, cuando se ha encontrado el ajuar funerario -los tesoros-, no había cuerpo, e incluso cuando se ha localizado alguna cámara sepulcral intacta en una pirámide, el sarcófago ¡siempre estaba vacío! ¿Por qué? Algunos expertos creen que las pirámides nunca sirvieron como tumbas, sino como templos iniciáticos. Se apoyan en anomalías tales como que el faraón Snefru -padre de Keops- se construyó tres pirámides (¿para qué querría tres tumbas?), o que el simple hecho de levantar un monumento tan llamativo como una pirámide era un reclamo irresistible para los ladrones de tumbas. En 1994, un ingeniero angloegipcio, Robert Bauval, propuso una idea genial. Se dio cuenta que las tres grandes pirámides de la meseta de Giza estaban distribuidas sobre el desierto de manera idéntica a como estaban las tres estrellas del cinturón de la constelación de Orión.
Estudiando los llamados Textos de las pirámides, Bauval descubrió, además, que para los antiguos egipcios Orión era el equivalente celestial del dios Osiris, y su cinturón era lo que los egipcios llamaban el Duat, una especie de puerta por la que el alma del faraón debía pasar para llegar al Amenti, al más allá. ¿Era tan ilógico creer que quien levantó las pirámides lo hizo pensando en construir sobre la tierra una réplica gigante de la puerta al más allá para el faraón?

Los últimos estudios demuestran que, en efecto, las pirámides eran una especie de máquinas astronómicas, lo que convierte el enigma en más irritante si cabe. ¿De dónde obtuvieron los egipcios esa precisión astronómica? ¿Y matemática? No olvidemos descubrimientos como el que hizo en el siglo pasado John Taylor, al demostrar que el perímetro de la pirámide dividido entre el doble de su altura equivale a 3,1416… el número pi. Pero, según nos enseñaron en el colegio, pi ¡lo descubrieron los griegos siglos más tarde!
El último enigma de la Gran Pirámide saltó en 1993 cuando un pequeño robot diseñado para explorar un angosto pasadizo de 20 x 20 cms que atraviesa todo el monumento desde la llamada cámara de la reina, descubrió algo sorprendente. Una puerta con sendos pomos de cobre derretidos por el tiempo parecía impedir el paso a una cámara secreta. De confirmarse las sospechas, y dado que 60 metros de galería minúscula separan esa cámara de la de la reina, esa habitación sería el único recinto intacto que podría existir en la pirámide. Qué contiene, para qué se diseñó y cuándo se abrirá esa portezuela es algo que decidirán un día de estos las autoridades egipcias. Ojalá sea pronto.

Las pirámides se construyeron en Egipto sólo durante un corto periodo de su historia, entre la III y la XII dinastía aproximadamente. Pues bien, según cálculos de Joseph Davidovits, durante el Imperio Antiguo (apenas de siglo y medio de duración) se utilizaron sólo en la Gran Pirámide casi dos millones de metros cúbicos, en las tres pirámides de Snefru 4 millones, y en la de Kefrén otros dos. En el resto de la historia de Egipto, combinando el Imperio Nuevo, el tardío y el ptolemaico, apenas se alcanzó una cifra de metros cúbicos de 4 millones. ¿Hay o no hay un misterio en esa efervescencia constructora del periodo de las pirámides? ¿Qué pasó después para que se abandonara tanta actividad?

Acerca de la Esfinge y las Pirámides


Egipto está situado al Norte del continente africano, contando con una superficie de 994.000 km2 de los que solamente 36.000 de ellos son cultivables. Su longitud es de 1.025 kms de Norte a Sur y se divide en tres zonas naturales: el Bajo Egipto formado por el delta del Nilo desde el Mediterráneo al Cairo, el Alto Egipto desde El Cairo hasta Assuán, y Nubia, desde el Sur de Assuán hasta el Sudán. El Nilo es el Río más largo del mundo, tiene 6.671 km de longitud. Nace en el Lago Victoria en el centro de África para desembocar en el Mar Mediterráneo formando un gran delta de 23.000 km2.

La amabilidad de los egipcios es sorprendente. La mayoría de ellos hablan muy bien el español. El traslado desde El Cairo hasta la necrópolis de Gizeh, cuna de las famosas tres Pirámides y la Esfinge, dura aproximadamente 1/2 hora. Nos separan sólo 17 km desde el oeste de El Cairo. Allí ya advertíamos la majestuosidad de estas obras milenarias, ubicadas en esta elevada meseta rocosa. ¿Quiénes las construyeron?, ¿cómo?, ¿para qué?, ¿qué edad tienen?, estos son sólo algunos interrogantes principales que rodean a las mismas. Pero últimas investigaciones científicas descubrirían misteriosas cámaras en éstas, como así también confirmarían una edad mucho mas antigua de lo que oficialmente se cree. Estos descubrimientos llamaron la atención a toda la comunidad científica mundial sumando así nuevos misterios a los ya existentes.
La Pirámide de Kheops, la Gran Pirámide, ubicada a casi 460 metros de la segunda Pirámide, es la más grande del mundo entero. Tiene una altura de 147 metros y un peso de 6 millones de toneladas. A esta le falta el piramidión, supuestamente de oro y en su vértice superior. Su construcción perfecta y alineada a los 4 puntos cardinales. Su interior está armado con un complejo sistema de cámaras, túneles, pasillos y galerías. Existen en ésta 3 Cámaras, una subterránea y dos en la superestructura, la Cámara del Rey (cuyo sarcófago se encontró vacío cuando los árabes la abrieron por primera vez en el 820 d.C.) y la Cámara de la Reina.

El sarcófago es mucho más grande que la entrada a la cámara, por tal motivo se supone que se colocó allí antes de que se cerrara el techo. La unión de los bloques y vigas es tan perfecta, están tan unidos que no se puede pasar una hoja de afeitar entre ellos. De las paredes Sur y Norte de estas cámaras salen dos canales estrechos de 20 x 20 cms. Los de la Cámara del Rey van directo al exterior, mientras que la de la Cámara de la Reina terminan en su interior. Se pensó en un momento que eran canales de ventilación, pero ahora se sabe que se utilizarían con fines rituales y fueron alineados con los sistemas estelares como ya veremos más adelante. Junto a ésta Pirámide existen otras 3 pequeñas pertenecientes a las esposas del Faraón y 5 fosos de barcos.


La Pirámide de Kefrén, construida supuestamente por el Faraón Kefrén hacia el 2500 a C, es la única que conserva parte del revestimiento original en su vértice. Está ubicada en el extremo occidental de la calzada y tiene una altura de 143 metros. Haber ingresado a la misma nos resultó algo mágico y sorprendente. La majestuosidad de su construcción y sus cámaras es algo imponente. La unión de sus bloques y vigas es perfecto. Su descenso y ascenso resulta un poco incómodo y tedioso debido a su ángulo de inclinación y el excesivo calor reinante resultaba ser irrespirable. Junto a ésta existen 5 fosos de barcos. A su izquierda, aproximadamente a unos 410 metros se halla la tercera Pirámide, la más pequeña de todas. Su altura, 65 metros del suelo y se denomina Micerinos, atribuido su construcción al Faraón Micerinos, un hijo de Kefrén. Junto a ésta existen otras 3 pequeñas Pirámides pertenecientes a Reinas.


La Esfinge, tallada en roca viva mide unos 20 metros de altura por 14 metros de ancho y unos 70 metros de largo. Se sienta con sus patas delanteras extendidas en una cubeta en forma de U. Desde su parte de atrás hasta sus patas delanteras se pueden juntar cuatro canchas de tenis de tamaño normal. Cabeza humana y cuerpo de león, mira al este por donde sale el Sol, es Centinela de los Misterios Antiguos, deteriorada a través de los siglos por erosiones naturales y maltratada por vándalos y ladrones, es testigo del paso de varias civilizaciones. Al Sur de la Esfinge se encuentra el Templo del Valle, una gran estructura rectangular construída con columnas y dinteles.

Investigaciones Científicas y Ultimos Descubrimientos

Para muchos esto es quizá una novedad ya que a pesar de lo importante que resulta no tuvo la difusión acorde a los grandes acontecimientos científicos. Ya desde el 1.500 a C, según algunos registros, se hablaba de Cámaras Secretas debajo de la Esfinge y en la Gran Pirámide. Los egiptólogos del siglo XIX habiendo estudiado varias tablas y libros nos hablaban de Cámaras Secretas y de la Sala de los Archivos, remontándonos a una edad mucho más antigua de lo que se cree.

Corría el año 1991 y dos científicos luego de arduos estudios e investigaciones concluyeron que la edad de la Esfinge era superior a los 10.000 años. El Dr. Robert Schoch (Profesor de Geología de la Universidad de Boston, EE.UU.) y el egiptólogo John West concluyeron que las profundas fisuras que se pueden observar hoy mismo no son producto de la erosión de arena y viento, sino de agua de lluvia y remontan una edad de 10.500 a C para esta estructura.


Dos científicos derribarían por completo los principios de la cronología egipcia y los orígenes de la civilización. Gran revuelo se armó al difundir esta noticia, que la Esfinge era anterior a la era dinástica. Sin embargo, la profundidad de las grietas y fisuras producidas por el fluir del agua, nos remontan en base a evidencias climáticas y geológicas, aportadas por rigurosos estudios científicos, a esa fecha que más tarde se repetiría también para la Gran Pirámide.

Ese mismo año, el sismógrafo Dr. Thomas Dobecki descubre realizando pruebas acústicas alrededor de la Esfinge una gran anomalía de forma rectangular bajo la pata derecha de la Esfinge. Sus dimensiones bastante grandes, de 9 metros por 12 y de unos 5 metros de profundidad. Su forma rectangular, descartaba ser una cavidad natural sino pareciera estar hecha por el hombre en palabras del propio Dr. Dobecki, quien dejó en claro que estaba buscando allí evidencias de una civilización perdida y una Cámara Secreta bajo las patas de la Esfinge.


Se puede observar en éste anchos canalones en la parte superior de los bloques lo que demuestra que su construcción se realizó en un momento de grandes lluvias. En este Templo no existe ninguna inscripción o datos. Justo enfrente de la Esfinge existe otro Templo mucho más antiguo que el anterior, es el denominado Templo de la Esfinge. Hay allí 24 columnas y el hecho de que el eje este-oeste esté alineado con la Esfinge, indica una función astronómica relacionada con la salida y puesta del Sol en los equinoccios. Al igual que las anteriores nadie sabe la fecha exacta de su construcción.

Años más tarde, las investigaciones continuaban. Numerosos arqueólogos y científicos realizaban diversas investigaciones, algunos de ellos a escondidas para el público en general. Entre 1995 y febrero de 1997, usando un sofisticado escáner se confirma la existencia de una cámara bajo la pata derecha de la Esfinge. Era el Dr. Thomas Dobecki junto al Dr. Schor quienes descubrían no sólo esta cámara sino también un túnel que iba directo hacia la segunda Pirámide. ¿Era éste la Sala de los Archivos? Lamentablemente el gobierno egipcio no autorizó a excavar en estos lugares como en otros tantos sitios donde se confirmó la presencia de distintas cámaras y túneles.


Otras expediciones científicas llevadas a cabo por la Universidad de Waseda, Japón, empleando técnicas microgravimétricas en el interior de la Gran Pirámide, donde se hacía una especie de radiografía, indicaron la presencia de corredores y cámaras aún no descubiertas en la misma. Asimismo detectaron haciendo una exploración electromagnética, reflexiones anormales en la Pirámide (en el interior y en las propias rocas).

Estas eran algunas de las muchas expediciones en el siglo XX que se hacían descubriendo distintos túneles y cámaras. El 22 de marzo de 1993 el Dr. Rudolf Gantenbrick, ingeniero y especialista en robots y análisis computarizados, bajo los auspicios del Instituto Arqueológico Alemán de El Cairo y con la cooperación de la Organización para las Antigüedades Egipcias, logra penetrar por primera vez con su robot especialmente diseñado para tal fin, equipado con luces y una cámara de vídeo, al Canal Sur de la Cámara de la Reina en la Pirámide de Kheops. Su recorrido de 65 metros va cambiando de forma, el canal pasa de paredes abruptas a extremadamente lisas, casi pulidas, se vio detenido al divisar sobre el suelo una pequeña pieza de cobre. El primer metal hallado en la Gran Pirámide. Se observa una misteriosa puerta pequeña con 2 pomos de cobre en sus extremos. Se observa además un pequeño hueco en el muro en la esquina inferior derecha.


El robot provisto de sistema de guía láser y un sensor capaz de medir el ángulo de inclinación había ingresado por el estrecho canal que mide 20×20 cms. A las 11.05 horas de la mañana de aquel 22 de marzo, el robot bajo el Proyecto Upuaut se detenía a los 65 metros luego de dominar la pendiente. Allí estaba esta puerta que no sabemos a dónde va. Las investigaciones se interrumpieron hasta que en el 2002, creando una expectación internacional, la incursión del robot topó con una nueva puerta que bloqueaba el corredor. El Gobierno egipcio sumió en un nuevo mutismo la investigación. ¿Por qué tanto misterio?, ¿sabremos algún día que hay detrás de esto? ¿Autorizará el gobierno egipcio a abrir esta puerta? ó … ¿ya la han abierto?.

En 1872 los hermanos Dixon exploraron el Canal Norte colocando en su interior una vara de metal que quedó atascada. El Dr. Gantenbrick fue incapaz de llevar su robot hasta el final del camino, ya que quedó allí atascado la vara de los Dixon. ¿Existirá otra puerta en este Canal?, ¿adónde nos conducirá?. Llevar a a cabo una buena investigación resolvería este asunto, investigación que supuestamente no se ha realizado aún. Algunos consideran que durante el año 1998 cuando se cerró el ingreso a la Gran Pirámide para su limpieza supuestamente, el gobierno egipcio echó un vistazo para ver que había detrás de la famosa puerta. Igualmente recién en julio del 2.001 se abrió nuevamente las puertas a la Pirámide de Kefrén luego de 2 años de mantenerla cerrada al público. La conspiración, sumada de silencios y negaciones a futuras investigaciones, continuaba.

La Conexión Estelar: el Cinturón de Orión y las Pirámides de Gizeh


En 1983 el escritor y egiptólogo Ing. Robert Bauval (coautor junto a Adrian Gilbert y Graham Hancock de El Misterio de Orión y Guardián del Génesis respectivamente, y autor del libro La Cámara Secreta) informaba sobre la Teoría de la Correlación de Orión y la Pirámide de Kheops. Ya los Drs Virginia Trimble y Alexander Badawi habían demostrado que el canal Sur de la Cámara del Rey había sido orientado hacia el Cinturón de Orión, el alma de Osiris. En 1986 R. Bauval descubre que el Canal Sur de la Cámara de la Reina estaba orientado hacia la estrella Sirio, identificada como la hermana y esposa de Osiris, la diosa Isis, quien hizo su aparición en los cielos de este lugar hacia el 10.500 a C, según los estudios astronómicos.
La relación entre las estrellas del Cinturón de Orión (Zeta, Epsilon y Delta Orionis) era evidente. Una conexión astronómica y estelar existía. Bauval encontró además características similares entre las tres estrellas del Cinturón de Orión y las tres Pirámides. Ateniéndonos a la correlación existente entre la Constelación de Orión (Celestial Handbook, Robert Burnham Jr., Dover Publications.) y la vista aérea de las Pirámides de Gizeh, el Ing. Robert Bauval insiste en la existencia de una relación de alineación astronómica entre ambas, entre la imagen del cielo y la imagen de la Tierra en Gizeh durante el año 10.500 a C. En detalle:


- Las tres estrellas están alineadas en dirección sudoeste mientras cruzan el meridiano.
- Las tres Pirámides están alineadas en dirección sudoeste orientados al meridión.
- La estrella más alta Delta Orionis, está ligeramente desviada hacia el este de la diagonal que proyectan las otras dos estrellas.
- La Pirámide del Sur, Micerinos está ligeramente separada hacia el este con respecto a la línea diagonal proyectado por las otras dos pirámides.
- Delta Orionis es también mucho menos brillante que las otras dos estrellas, las cuales son de una magnitud muy similar (magn. 2.20, comparado con 1.70 y 1.79).
- La Pirámide de Micerinos es también mucho más pequeña que las otras dos pirámides las cuales son de una altura muy parecida (65 metros comparado con 147 y 143 metros).
- La estrella del centro, Epsilon se encuentra casi equidistante a las otras dos estrellas.
- La Pirámide del medio, la de Kefrén, es casi equidistante a las otras dos pirámides.


En los Textos de las Pirámides la Vía de Agua Sinuosa era visto como el homólogo celeste del Nilo. La sinuosidad del Río Nilo describe perfectamente los movimientos de la Vía Láctea con respecto a la Tierra. Más aún, la alineación sudoeste de las tres estrellas relativo al eje de la Vía Láctea cuadra con el alineamiento sudoeste de las tres Pirámides relativo al eje del Nilo. También es sorprendente que la distancia de las estrellas con respecto al eje de la Vía Láctea cuadra -en igual escala- con la distancia de las pirámides con respecto al eje del Nilo. Para Robert Bauval estos son elementos sólidos que indican una relación directa entre el Cinturón de Orión y las Pirámides de Gizeh.

La posición de estas estrellas con los canales de la Gran Pirámide apuntan directamente al año 10.500 a C, la misma fecha estimada de edad para la Esfinge, en la Era del León. La relación existe, no puede negarse que hay una correlación entre la imagen del cielo y la imagen de la Tierra en Gizeh para la época del 10.500 a C, fecha dada a través del software especialmente diseñado para el movimiento de las estrellas denominado SkyGlobe.

l ingeniero Bauval investigó sobre la posición de las constelaciones en años anteriores al 2.500 a.C., y descubrió que en el 10.500 a.C. sí existía una perfecta equivalencia entre la posición de las estrellas y la posición de las pirámides, justo en la época del Tiempo Primero, cuando según la mitología Osiris gobernaba como el primer faraón divino.

Además de darse en esta fecha todas las correlaciones astronómicas con exactitud, había un último detalle que daba más fuerza a la hipótesis: la Esfinge de Gizeh en el 10.500 a.C. apuntaba directamente hacia la constelación de Leo.

Diversos factores se interrelacionan en esa fecha para conmemorar el tiempo primigenio. En el 2.500 a C el canal Sur de la Cámara del Rey apuntaba a Zeta Orionis, la estrella más baja del Cinturón de Orión. Utilizando el software citado se comprobó que el punto bajo se alcanzó hacia el 10.500 a C cuando el Cinturón de Orión se encontraba a unos 10 grados por encima del horizonte. En el 2.500 a C el ángulo de las tres estrellas del Cinturón de Orión eran de unos 73 grados con el meridiano, sin embargo el ángulo de las tres pirámides era de 45 grados. Para el año 10.500 a C el ángulo de las estrellas de Orión eran muy próximos a los 45 grados. La relación se repetía. También en la Esfinge se comprobaba la relación de alineación astronómica. Entre sus patas existe una inscripción que dice el lugar del tiempo primigenio. La Esfinge mira al Este, lugar donde el Sol se levanta cada mañana.


La estrella Zeta Orionis del Cinturón de Orión cruzó el meridiano en el 10.500 a C, lo que significa que el punto vernal (lugar que ocupa el Sol en el cielo en los equinoccios) estaba sobre el horizonte justo en el Este, en perfecta alineación con la Esfinge. Asimismo, la constelación zodiacal de Leo estaba localizado hacia el este. Sin duda alguna, la Esfinge estaba apuntando hacia el Cinturón de Orión en el año 10.500 a C cuando se encontraba en su punto más bajo en el meridiano sur en plena Era del León. Para el escritor y egiptólogo Robert Bauval todos estos datos no pueden ser atribuidos a la casualidad. Son demasiados los factores que se interrelacionan entre sí. Nos dice en La Cámara Secreta: existe y sigo convencido de que los antiguos que diseñaron Gizeh intentaron fijar una fecha para conmemorar el tiempo primigenio o la Edad de Osiris y que esta fecha fue alrededor del 10.500 a C.
El canal norte de la cámara del Rey apuntaba en torno al año 2.500 a.C. hacia la estrella Thuban, que era la estrella polar de la época y que los egipcios asociaban a la fecundidad y gestación cósmicas. El canal sur de dicha cámara apuntaba hacia la estrella Al Nitak, la más baja y brillante del cinturón de Orión, y que identificaban con Osiris, el dios de la resurrección y el renacimiento, que había fundado la civilización egipcia en la época conocida según la mitología como Tiempo Primero, en torno al 10.500 a.C.Así mismo, el canal norte de la cámara de la Reina apuntaba hacia la estrella Kochab, que se asociaba con la regeneración cósmica y la inmortalidad del alma, mientras que el canal Sur apuntaba hacia la estrella Sirio, situada a la izquierda de la constelación de Orión, y que se asociaba con la diosa Isis, esposa de Osiris.


Hoy sabemos que todo lo que existe en la meseta de Gizeh, Pirámides y Esfinge nos describe el Universo tal y como lo vieron sus constructores. El año 10.500 a C y más atrás aún según otros estudios científicos, nos marcan el inicio de una civilización perdida que nos dejaron sus huellas a través de sus monumentos y escritos, certificando la relación estelar con el Hombre de aquellas épocas, verdaderos profesionales en Arquitectura, Astronomía y Tecnología. Protagonistas vivas, la Esfinge, las Pirámides de Kheops, Kefrén y Micerinos (o Khufu, Khafre y Menkaure) son testigos de varias civilizaciones, una perdida en la noche de los tiempos, junto a la faraónica, la griega, la romana y quizás también puedan ver la nuestra … Hoy sabemos que todo lo que existe en la meseta de Gizeh, Pirámides y Esfinge nos describe el Universo tal y como lo vieron sus constructores.