Extensas franjas rojas de crustáceos muertos o agónicos se extendían el miércoles por las negras arenas de una playa del sur de Chile, donde langostinos y jaibas perecieron sin que se conozcan las causas. AP
Los crustáceos son la fuente de sustento de centenares de pescadores de Caleta Lo Rojas, en Coronel, 530 kilómetros al sur de Santiago.
Los langostinos fueron encontrados muertos la madrugada del martes mientras las jaibas, crustáceos de mayor tamaño conocidos por su rica carne blanca, aparecieron una parte sin vida y los otros agitando desesperadas sus patas, según las imágenes mostradas por la televisión estatal.
El oleaje los arrastró de regreso al mar. Las autoridades zonales han advertido a las comunidades cercanas que no coman los crustáceos muertos ni los moribundos.
La mortandad se produjo en las cercanías de un ducto de desagüe de las termoeléctricas Bocamina I y II de la multinacional Endesa, de capitales españoles e italianos, y Santa María, de la chilena Colbún.
Policías especializados en medioambiente buscan las causas de muerte de los crustáceos por orden de la fiscal Ana María Aldana.
Pescadores de la zona entrevistados por la televisión estatal culparon del desastre ecológico al alza de la temperatura del lugar por los residuos líquidos y sólidos que salen por los ductos de las termoeléctricas.
El pescador Gregorio Ortega dijo que “este varamiento de jaibas no se había visto jamás” y que “no hay duda que son las termoeléctricas las causantes de la magnitud de este desastre”.
Néstor Lloyd, director subrogante del Servicio Nacional de Pesca, dijo que “estamos propiciando que se haga una investigación para saber las causas, que pueden ser múltiples”.