EL ALMA TENDRÁ PESO ?

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La búsqueda del alma y la demostración de su existencia mediante experiencias físicas ha sido una constante durante toda la historia de la ciencia. Muchos científicos a lo largo de la historia han intentado realizar diferentes pruebas que probaran o no su existencia. En el día de hoy les presentamos un breve repaso por estas expriencias para saber si existe y cuánto pesa el alma.

Primeros experimentos

Ya Leonardo da Vinci trató de encontrar su situación diseccionando un cerebro en 1515 basándose en la creencia de la época de que el alma estaba situado en el centro de la cabeza, lo que provocó que fuese denunciado como hechicero.

El experimentador Duncan MacDougall trató de poner fin al debate sobre la existencia o no del alma a principios del siglo XX mediante un experimento. Según su razonamiento si el alma existía debía ocupar un espacio, debía ser algo material por tanto  y si era algo material probablemente tendría peso.

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¿Cómo se pesa el alma?

Duncan montó un catre encima de una báscula e instaló encima a un hombre que estaba muriéndose de tuberculosis. Durante las tres horas y cuarenta minutos que tardó en morir perdió peso a razón de una onza por hora (28.3 gramos).

El doctor atribuyó esta pérdida a la evaporación de las mucosas nasofaríngeas, broncopulmonares y bucales que acompaña a la respiración, y también a la evaporación de humedad producida por la evaporación cutánea. De repente, en el momento de la muerte, se produjo un brusco cambio de peso de tres cuartos de onza  (21,225 g).

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¿Pesa el alma 21 gramos?

Esto sugieren películas como la protagonizada por Sean Penn. El doctor Duncan realmente no quedó convencido tras su experimento, y repitió el experimento una vez tras otra, obteniendo resultados semejantes, y comprobó que al sustituir los humanos por perros no había pérdida de peso al morir, lo que supuestamente confirmaba que no tenían alma. MacDouglas se resistió a publicar sus experimentos por cinco años hasta que se filtraron, lo que hizo que mandase sus resultados oficiales a la revista American Medicine.

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Hoy en día hay quien cree que los resultados observados se produjeron porque al enfriarse el cuerpo al morir, apareció una corriente de convección entre los dos lados a distinta temperatura de la balanza. Otros dicen sin embargo que al dejar de enfriar los pulmones la sangre el exceso de sudoración produciría una evaporación que podría explicar fácilmente los 21 gramos observados.