Tarde o temprano tendría que ocurrir. Los cables y conversaciones entre embajadas y políticos empezarían a desvelar temas sensibles relacionados con la ciencia. Todos pensábamos que las primeras
filtraciones tendrían que ver la industria farmaceútica, pero la sorpresa ha sido ver que una noticia arqueológica de gran magnitud ha sido ocultada a la población.
Ya sabíamos que en el año 1959 un piloto de la aviación turca había tomado una serie de fotografías para el Instituto Geodetic en el monte Ararat en las que se apreciaba una extraña
estructura.
Las fotos no eran de buena calidad y algunas de esas personas que anteponen sus creencias religiosas a las evidencias científicas afirmaron categóricamente que eso era un barco, al que
relacionaron sin pestañear con el arca de Noé. Pese a que las imágenes invitaban al escepticismo una voz autorizada en fotografía aérea como es la del Dr. Brandenburger de la State University de
Ohio, un experto que contribuyó a descubrir las bases de misiles en Cuba durante la presidencia de Kennedy, afirmó que había muchas posibilidades de que las imágenes fueran realmente de una
embarcación.
El análisis de las fotografías animó a un primer equipo de arqueólogos estadounidenses a escalar el monte Ararat en búsqueda de esa estructura. Una vez junto a ella decidieron que la estructura
no contenía madera, que era rocosa, por lo que descartaron la posibilidad de un buque construido con elementos vegetales.
Sin embargo el arqueólogo aficionado Ron Wyatt en 1977 inició una expedición al Ararat en búsqueda del presunto arca. Wyatt afirmó haberla encontrado a unos 2.000 metros de altura. Así mismo
afirmó que el tamaño se correlacionaba muy bien con las dimensiones descritas en el Génesis. Pese a que Wyatt presentó algunas evidencias que sugerían la posibilidad de que los restos encontrados
correspondiesen al arca, los arqueólogos no los aceptaron y tildaron su investigación de pseudociencia.
La filtración de Wikileaks
En los cables desvelados por Wikileaks se pone de manifiesto una conspiración para evitar que este descubrimiento hubiera trascendido a la opinión general. Turquía no deseaba tener un lugar de
peregrinaje de cristianos, por lo que en todo momento colaboró con el gobierno de EEUU para la recuperación y traslado del arca a territorio estadounidense. Para poder cumplir este plan se debe
en primer lugar desacreditar todo trabajo relacionado con la búsqueda del arca, se ha de impedir el acceso a la zona imponiendo el máximo de trabas burocráticas posibles y prohibiendo la toma de
muestras de aquellos restos que pudiesen aún quedar tras la extracción del arca en 1968 y traslado secreto del mismo a un lugar de los EEUU sin determinar.
No ha tardado en marcarse la coincidencia en la fecha del cable (12 de junio de 1968) con la de cierta fotografía que supuestamente había sido filtrada desde archivos estadounidenses clasificados
y que circuló por Internet hace algunos años:
La fecha que alimenta la conspiranoia puede entreverse en la esquina inferior derecha:
Estos cables muestran que el arca de Noé es algo más que un mito o al menos, que algo importante fue recuperado en 1968 del Monte Ararat y que por alguna razón que no se desprende de los cables
“liberados”, el gobierno americano tiene en su posesión. Habrá se estar atentos para ver cómo reacciona el gabinete Obama y el gobierno turco tras esta filtración.