Esta extraordinaria máscara antropomorfa fue tallada en una sola pieza, cuyos ojos fueron hechos con concha y pirita.
Arqueólogos del Proyecto “Pirámide del Sol” del Instituto Nacional de Antropología e Historia, descubrieron una serie de depósitos en el interior de esta construcción prehispánica. El descubrimiento puede tratarse de una ofrenda colocada en los primeros 50 años de nuestra Era.
Dentro de esta ofrenda, destaca el hallazgo de una máscara única en su tipo, la cual está realizada con una piedra verde y que según los investigadores podría tratarse de un retrato. Esta extraordinaria máscara antropomorfa fue tallada en una sola pieza, cuyos ojos fueron hechos con concha y pirita.
La máscara de serpentina, según análisis del doctor José Luis Ruvalcaba, del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México, es la única careta de piedra descubierta hasta la fecha en el contexto ritual en Teotihuacan. Con 11 centímetros de altura por 11.5 de ancho, 7.8 centímetros de profundidad y un peso de 1.16 kilos, dicha máscara difiere de las conocidas como “teotihuacanas”, por ser de una dimensión menor y con volumen, por lo que preliminarmente se cree que se trata de un retrato. Asimismo, junto a este objeto se halló un caracol marino.
La ofrenda también estaba integrada por 11 vasijas tipo Tláloc, la mayoría fragmentadas y colocadas al centro del depósito.
Otros objetos depositados fueron tres discos de pirita, uno de ellos, de 45 centímetros de diámetro y puesto sobre una laja de pizarra recubierta con pirita, es el más grande recuperado hasta el momento en Teotihuacan.
En el depósito se halló una importante cantidad de esqueletos de animales; al noreste se recuperó el cráneo de un felino, al suroeste el de un cánido; y al sureste, y cubierto por rocas volcánicas, los restos de un águila que fue alimentada antes de ser sacrificada, pues en su cavidad torácica se hallaron los restos de dos conejos.