En la antigua Grecia, los dioses reinaban en el monte Olimpo. Todos menos uno: Hades, rey de la muerte y el inframundo. Varios héroes como Heracles, Eneas y Orfeo debieron realizar el temido viaje hacia el infierno. Pero, ¿dónde encontrarlo? A través de una grieta sulfurosa en la volcánica región del mediterráneo, aseguran los arqueólogos.
Francesco D´Andria, de la Universidad de Salento en Italia, lideró a un equipo arqueológico al antiguo sitio greco-romano de Hierapolis, hoy en día Turquía, para develar las puertas del inframundo. Guiándose por el camino de aguas termales, finalmente localizaron la caverna. Un grabado sobre la piedra lo confirma como la morada de Hades.
En el mundo clásico, peregrinos venían de lejos para bañarse en las aguas termales y venerar al dios Hades, también conocido como Plutón por los romanos. Un imponente templo de mármol, construido sobre una cueva subterránea, adornaba la entrada al infierno.
El antiguo historiador griego Strabo, escribió en los últimos años antes de la llegada de cristo, acerca de sus viajes por Asia menor. Describe el templo plutoniano como una cueva lo suficientemente grande para admitir a un hombre, descendiendo grandes profundidades hacia el subsuelo y llena de un denso y tóxico vapor. Los animales que entraban morían instantáneamente.
Durante las excavaciones, la aparición de aves muertas convencieron a los arqueólogos de que efectivamente habían hallado el sitio adecuado. Ahora, se concentrarán en cavar el precinto superior donde suponen encontrarán los restos del enorme templo.