Una amplia zona delimitada por la Bahía de Samborombón y la Autovía 2, al Sur de La Plata, se ha convertido en un polo de atracción para un extraño fenómeno OVNI que los investigadores
asocian con la actividad de sondas luminosas guiadas a control remoto, concebidas como un prodigio de la nanotecnología y a las que se les atribuye haber
causado diversos accidentes en rutas y caminos del área señalada.
De hecho, reportes y registros de la Fundación Argentina de Ovnilogía (FAO), revelan una nutrida casuística aportada por testigos directos de las
experiencias generadas por estos artilugios luminosos que, aparentemente, serían aparatos de investigación que persiguen autos o aparecen de la nada en medio del río, las
banquinas o las mangas de ganado para sorpresa de automovilistas y pescadores.
Luis Burgos, titular de la FAO, considera que el área de influencia de estas sondas es, para colmo, potencialmente rica en avistajes, huellas y hasta presencia de
humanoides, por lo que define ese amplio cuadrado geográfico como un gran nido de OVNIs y, particularmente en este caso, de sondas.
Burgos precisó a MAS ALLA DEL MISTERIO que "de los 1.500 casos de huellas atribuidas a OVNIs registradas en todo el país, una tercera parte, es decir 500, se dieron en esa amplia
zona.
"Eso revela que en rigor estamos frente al gran nido argentino", sostuvo el investigador, para quien la proliferación de esas sondas que en algunos casos tienen las
dimensiones de una pelota de tenis o de una rueda de auxilio, cobran un perfil inquietante: han generado diversos accidentes en las rutas, autopistas y caminos que surcan esa
superficie.
Según el ufólogo, integrante de la Red Argentina de Investigaciones Ovni (RADIO), "en los últimos años se han dado muchos reportes de sondas que para nosotros son aparatos teledirigidos que
realizan exploración y que por causas que se desconocen, siguen a los vehículos que transitan por las rutas", en algunos casos, como se verá, realizando misteriosas evoluciones capaces de poner
en peligro a los conductores.
En ese punto la FAO, destacó Burgos, tiene como uno de los casos más atractivos ocurridos últimamente el de un transportista que traía en su combi pasajeros desde Mar de Ajó y de golpe
empezó a ser acompañado por una pequeña esfera voladora verde flúo.
"El caso de Horacio Riquelme -el chofer en cuestión- es uno de los más atractivos por la situación generada en la Ruta 11, a la altura de localidad de Pipinas y una hora antes de la
medianoche", apuntó Burgos.
En esa ocasión, la esfera luminosa apareció primero desde uno de los laterales de la combi, viajando en paralelo por espacio de unos minutos. Después, el extraño aparato cobró velocidad y
pasó al vehículo para detenerse en el aire y en el medio de la cinta asfáltica, unos mil metros más adelante. En ese punto, es de imaginar, Riquelme y el resto del pasaje tomaron conciencia que
estaban frente a un fenómeno difícil de explicar.
Tras un breve lapso de estar suspendida, la sonda avanzó en sentido contrario hacia la combi y cuando parecía que iba a colisionar con el transporte, la sobrevoló y desapareció a una
velocidad sorprendente y casi imposible de calcular.
"Los comentarios del chofer y los pasajeros giraron en torno a la posibilidad de haber estado frente a algo que asociaron con un láser o, incluso, uno de los clásicos carteles color verde
de Vialidad que cobraba increíble movilidad", puntualizó el titular de FAO.
Zona de riesgo
Si bien el caso de la combi no tuvo otra derivación más que la fuerte impresión vivida por los testigos del episodio y que no deja de sorprenderlos aun hoy día, Burgos apuntó que hay otros
casos registrados de automovilistas que terminaron en la banquina o con el auto cruzado sobre la ruta tras convertirse circunstancialmente en objeto de estudio de estas sondas que frente a este
panorama ya resultan sumamente peligrosas.
El primero de los accidentes reportados ocurrió en 1983 cuando un empresario platense ya fallecido fue perseguido unos 80 kilómetros por la Ruta 11 por lo que el conductor definió como "una
pelota de fútbol amarilla" surgida como por arte de magia desde un costado del camino.
"El problema de esta historia es que tras 80 kilómetros de manejar tensionado por esa extraña presencia, el empresario que retornaba de Villa Gesell perdió el control del vehículo que
terminó en la banquina", completó Burgos.
Acerca de la pregunta qué hay detrás de estas sondas, Burgos respondió "todo apunta a un OVNI teledirigido y de escasa autonomía de vuelo -esto explicaría su aparición y desaparición sólo
en cuestión de minutos-. Pero -concluyó- qué o quién los controla todavía forma parte de un profundo misterio".
De la luz mala a los enigmáticos foo fighters
Uno de los análisis que hacen en la FAO sobre las manifestaciones del fenómeno sondas OVNI, es que muchas de estas experiencias fueron reflejadas por testigos afincados en el medio rural
como una expresión más de lo que en esos ámbitos los pobladores definen como la luz mala.
Luis Burgos puso el caso de un episodio registrado en enero pasado, muy lejos de la zona del gran nido argentino, en Añatuya, Santiago del Estero, cuando dos jóvenes que se trasladaban a
bordo de una motocicleta por una solitaria ruta, afirmaron haber sido impactados por una potente y extraña luminosidad que los hizo caer de vehículo de dos ruedas.
En el terreno de las comparaciones históricas, Burgos también hizo referencia a los foo fighters que los aviadores aliados y nazis de la Segunda Guerra Mundial aseguraron que acompañaban
sus misiones aéreas.
El enigma de Monte Grande pasa por ese misterioso lado
Luis Burgos es un convencido que la explosión del 26 setiembre de 2011 en la localidad de Monte Grande que mató a una mujer, destruyó tres casas y que las autoridades atribuyeron al
estallido de un horno pizzero, en realidad no fue otra cosa que el accidente sufrido o autoprovocado por una de estas sondas. "Para nosotros la realidad de lo ocurrido no es la versión oficial,
ni la posibilidad de un misil o un meteorito. Creemos -enfatizó- en que fue una sonda que falló, chocó contra un poste y se autodestruyó".