Ante todo, aclarar que Jesús Jofre es un gran amigo mío. Tuve el honor de conocerle en el congreso de “Ciencia y Espíritu” celebrado el Diciembre pasado en barcelona. Lo que más llama la atención
de su experiencia de contacto con seres inter-dimensionales, es que él no proclama ningún mensaje concreto para la humanidad, rasgo este, muy distintivo y característico de los llamados
“contactados mesiánicos”. Jesús relata su experiencia personal e intransferible con unos seres a los que no se puede siquiera calificar como “extraterrestres”, pues son seres que se hayan ya
desprendidos de la tercera dimensión física, ubicados dice él, entre la cuerta y la quinta dimensión. Seres en esencia, muy elevados espiritualmente y compuestos de energía de elevada
vibración.
A Jesús se le podría definir como un incansable buscador de las grandes verdades universales. Inició desde joven un largo viaje (casi peregrinaje) por el camino de la espiritualidad en busca de
sí mismo.
Una experiencia de contacto OVNI en la base militar de Roses, fue su “despertar de consciencia”. Un encuentro impactante en el que llegaron a abrir fuego contra una extraña entidad que avanzaba
hacia el complejo militar.
A raiz de aquella experiencia, tanto Jesús como el resto de sus compañeros dedicaron su vida a la “caza de OVNIs”. Muy pronto, Jesús se dio cuenta de que aquel no era el camino; sólo con la
meditación y la introspección podría alcanzar el estado de ser adecuado para tener con contacto directo con aquella entidad situada unos peldaños más arriba de nuestra tercera dimensión.
Jesus Jofre al fondo, con varios Orbes a su alrededor.
Así resume Jesus su relato;
“Mi contacto ovni, por decirlo de alguna manera, comenzó en un encuentro con un Ovni que bajó cuando estábamos haciendo el servicio militar en el año 1971 en una base del ejército español, EVA
número 4, en Rosas. Allí, tuvimos un encuentro con un objeto volante no identificado, vimos un resplandor, acudimos allí con nuestras armas reglamentarias y nos encontramos con un ser de más de 2
metros que vino hacia a nosotros, gritamos en alto y mi compañero y yo disparamos porque no se detenía. Después, el ser se detuvo, giró sobre sí mismo y cuando se marchó, se estrelló contra una
valla metálica, que después se encontró rota. Y a partir de ahí empezó un proceso de preguntas que a mí me llevó a orientar toda mi vida a una búsqueda de experiencias de contacto y que después
se fue orientando hacia una cuestión de enriquecimiento personal.
En realidad, el contacto continúa en estos momento. Hasta el año 1989, fue un contacto más bien físico y a partir de ahí, el contacto cambia a un contacto más interno porque hay una evolución, un
enriquecimiento personal. Y hoy en día, el contacto sigue, a otro nivel, en otras esferas. Desde el servicio militar hasta el 1989, fue un contacto en el que hubo una serie de encuentros
programados.”