Corría el año de 1991 cuando se suscitó un extraño incidente en la carretera Interestatal 94, en las inmediaciones de la población de Evanston, Wisconsin en los Estados Unidos. El extraño hecho
tuvo lugar tras una fortísima tormenta de nieve el día 16 de febrero, y aparentemente fue desestimado por la mayoría de los grandes medios informativos de aquel país, pero a medida que pasó el
tiempo, el hecho se convirtió en una leyenda popular en la región.
Era un día frio como cualquier otro de febrero, pero nada tan fuera de lo normal como para sugerir el acontecimiento de un suceso tan extraño.
Era el 16 de febrero y el día transcurría de forma normal. El tráfico de automóviles transitando por la carretera Interestatal 94 era el regular, las personas trabajaban y los padres iban en busca de sus hijos a la escuela, se dirigían a hacer las compras o simplemente salían de paseo.
Las cámaras de vigilancia comenzaron a captar algo fuera de lo normal cerca de las 3:30 de la tarde. Un vehículo se detuvo en el acotamiento sin emitir ninguna señal de advertencia. Después otro, y otro, uno más, en seguida un camión, un vehículo repartidor y así sucesivamente. Los automóviles simplemente desaceleraban y se detenían, en cualquier lugar, no necesariamente en el acotamiento que ya se había saturado. Milagrosamente no hubo ningún accidente, incluso cuando los vehículos se detenían en medio de la vía.
Pero los acontecimientos extraños siguieron sucediendo inmediatamente después. Entre 150 y 200 personas abandonaron los automóviles que ocupaban cuando conducían, y se colocaron, inicialmente, al lado de los vehículos, como si estuvieran esperando alguna instrucción. Se quedaron así durante aproximadamente 15 o 20 segundos, como mostraban las imágenes de las cámaras, y hasta entonces comenzaron a andar.
De forma inexplicable, la pequeña multitud comenzó a dirigirse hacia un viaducto próximo, donde en medio de la nieve, y sin motivo aparente, comenzaron a conglomerarse. Durante la próxima media hora un gran número de automovilistas y pasajeros continuaron el ritual de abandonar sus vehículos para unirse a los que ya estaban cerca del viaducto. Pese a las duras condiciones y contratiempos causados por la acumulación de nieve en el suelo, escalaron por el terraplén que iba a la parte elevada del viaducto. Una vez que alcanzaron este lugar en lo alto, el grupo simplemente de detuvo y miró hacia el cielo, como si estuvieran esperando alguna señal.
Los controladores de tránsito se comunicaron con la policía de caminos, que respondió rápidamente al llamado para verificar lo que estaba pasando, y el motivo por el cual tantos automóviles se habían detenido. Les fue difícil llegar hasta el lugar, debido al gigantesco congestionamiento que se había generado. Varios vehículos estaban abandonados con las puertas abiertas. Aquellos quienes llegaron al lugar donde se aglomeraban las personas, describieron una situación irracional.
Las personas que estaban sobre el viaducto parecían “desorientadas y aparentemente inconscientes de sus acciones”. Como si estuvieran bajo la influencia de algún tipo de trance.
Todos dirigían su vista al cielo, como si intentaran ver alguna cosa. Las nubes aquel día eran abundantes y aun caía una nieve muy fina, hacía mucho frio. Sin embargo, a nadie parecía importarle, de hecho, incluso aquellos que iban conduciendo con los calentadores encendidos, no parecían sentir ni la más mínima molestia por el cambio de temperatura. Algunos ni siquiera estaban vestidos para aquel clima tan gélido.
Cuando los policías finalmente alcanzaron a la multitud y empezaron a interrogar a las personas, recibieron miradas confusas y respuestas inconexas que no correspondían a las preguntas específicas que habían hecho. Algunos dijeron: “El autobús escolar está llegando”, “seguramente el sábado el tiempo mejorará” o “mi perro se escapó”. Las expresiones eran de serenidad y tranquilidad, pero nadie reaccionaba, incluso cuando un policía con un altavoz les ordenó que se dispersaran.
Entonces, de repente, tan rápido como había empezado, las personas fueron retornando a su estado normal. Todo este incidente tuvo lugar en un lapso de aproximadamente 26 minutos.
Ninguno de los presentes pudo explicar qué los llevó a actuar de aquella forma. Algunos ni siquiera entendían como habían llegado hasta el viaducto, dado que el último recuerdo que tenían era estar conduciendo. Dadas las condiciones generales, los policías indicaron a las personas que regresaran a sus vehículos para continuar con su viaje. Algunos requirieron de ayuda y fueron canalizados a los hospitales de la región con problemas respiratorios y síntomas de hipotermia debido a la exposición al frio. Un hombre supuestamente fue trasladado en estado crítico al hospital debido a un shock diabético. Los demás fueron puestos en libertad y regresaron a sus hogares sin ningún tipo de recuerdo sobre el incidente.
¿Qué sucedió en Evanston?
El incidente fue divulgado por la prensa local, que en días posteriores hizo un gran alboroto sobre el inexplicable suceso. Los videos de seguridad muestran lo que sucedió, sin embargo, nadie pudo obtenerlos. La empresa encargada de la seguridad en la Interestatal 94, jamás permitió que el video fuera divulgado. Según rumores, la filmación fue confiscada por la policía o autoridades federales que expidieron un mandato de seguridad para que las imágenes no se hicieran públicas. El cuerpo legal del consorcio fue instruido para no comentar la situación y posteriormente dijeron que todas las cintas se habían borrado tras un error de uno de los empleados.
Los periódicos locales no se dieron por vencidos. Buscaron a los automovilistas y pasajeros involucrados en el incidente, personas que de la nada se habían convertido en celebridades de Evanston. Cientos de personas fueron entrevistadas, pero nadie ofreció explicación alguna. Muchos hicieron mención de un ruido de estática y un silbido momentos antes del incidente. Algunos hablaron de luces y de una extraña sensación de bienestar. Al menos tres mujeres afirmaron haber visto niños corriendo junto a ellas mientras se dirigían al viaducto. Esa imagen se les quedó grabada, pues todos caminaban con pasos lentos, mientras que estos niños (vestidos de blancos, según una de las testigos) se movían normalmente, corriendo y organizando al grupo para que nadie se dispersara.
Un canal de televisión local recurrió a un psicoterapeuta que realizó una sesión de hipnosis con tres voluntarios que habían estado en el incidente. Dos de ellos no ofrecieron ninguna información adicional, pero un tercero, una mujer de 44 años, reaccionó de forma histérica al punto de que el profesional se vio obligado a romper el trance para administrarle un calmante. La mujer afirmó haber visto formas extrañas en la nieve y luces en los cielos nublados. Posteriormente se descubrió que tenía un extenso historial con el abuso de drogas, por lo que su testimonio fue totalmente desechado.
En los años siguientes, algunos rumores que circularon por Internet indicaban que varios de los involucrados en el incidente Evanston se habían suicidado. Un reportaje estimó que 23 personas que habían estado en aquel lugar el 16 de febrero de 1991, habían muerto en un espacio de tres años, siendo que más de la mitad había cometido suicidio. Se llegó a hablar de que varias personas manifestaron episodios antisociales y de depresión en los años siguientes. Ninguna de estas informaciones jamás llegó a ser confirmada, y muchos consideran que fueron fabricadas por los medios sensacionalistas.
Debido a la naturaleza inexplicable del incidente, nunca se tuvo la certeza de que alguien hubiera desaparecido en aquel lugar. De los más de 100 automóviles involucrados, cuatro no llegaron a ser reclamados por sus conductores, siendo que tres de ellos tenían reporte de robo. El último vehículo dejado atrás estaba registrado a nombre de una empresa local. La empresa no pudo explicar quién estaba usando su automóvil en aquella ocasión, pero declaró que no faltaba ningún empleado. Los vehículos no reclamados fueron subastados el año siguiente.
Existen muchas teorías sobre lo que pudo haber ocurrido, pero ninguna con base sólida. Después de tanto tiempo, los registros sobre lo ocurrido y las posibles pistas se desvanecieron como la nieve que cayó aquella extraña tarde.
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