Una nueva teoría sobre el origen del Universo asusta a los físicos

Según Jeremy England, físico de 31 años del prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), el nacimiento y la consecuente evolución de la vida están dictaminadas por las leyes fundamentales de la naturaleza, esas que siempre han existido y que explican el comportamiento de los fenómenos que nos rodean. "No es más distinto que las leyes que provocan que una piedra ruede por una cuesta", advierte.


¿Existe la vida por casualidad? ¿Se trata de un colosal golpe de la fortuna o la suerte no tiene nada que ver en el origen del Universo?


Desde el punto de vista de la Física, hay una única esencial diferencia entre los seres vivos y los cúmulos de átomos inanimados de carbono. Los primeros tienden a captar la energía del ambiente y a disiparla en forma de calor. En este sentido, England ha elaborado una fórmula matemática con la que pretende ofrecer una explicación a esta capacidad y que resuelve que cuando un grupo de átomos es guiado por una fuente externa de energía (como el Sol) y está rodeado de calor (el océano o la atmósfera) a menudo se reestructura para disipar más energía.


Esto significa que, en determinadas condiciones, la materia inexorablemente adquiere características físicas fundamentales asociadas a la vida. "Si a una masa de átomos aleatorios les sometes a una fuente de luz durante un tiempo suficiente podría producir como resultado una planta", explica England en un estudio publicado en EnglandLab.


La teoría de England pretende apoyar y no sustituir la Teoría de Darwin sobre la evolución humana por selección natural. "No estoy diciendo que las ideas darwinianas no sean correctas. Al contrario. Solo digo que desde el punto de vista de la Física, se puede considerar la Evolución Darwianiana un caso particular surgido en un fenómeno más general", advierte.


Segundo principio de la termodinámica


El origen de la idea de England se basa en el segundo principio de la termodinámica que establece que las cosas calientes se enfrían, los gases se dispersan en el aire y la energía tiende a expandirse en el tiempo. La entropía es una magnitud que determina la parte de la energía que no se pueden utilizar para producir trabajo y cuantifica la cantidad de la misma que se pierde entre las partículas de un sistema y cómo estas partículas se propagan en el espacio. Al final, el sistema llega a un estado de "equilibrio termodinámico" en el que la energía se distribuye de manera uniforme.


Una taza de café tenderá a alcanzar la temperatura de la habitación en la que se encuentra. Siempre que ambos estén solos, el proceso será irreversible. De este modo, el café no se calentará espontáneamente porque tiene todas las probabilidades en su contra en relación a la energía de la habitación. Si bien la entropía aumenta en un sitema cerrado o aislado, un sistema abierto puede mantener bajo este nivel aumentando en mayor proporción la del ambiente circundante.


Explicación a los copos de nieve

Fue en 1944 cuando el físico Erwin Schrödinger reveló que este comportamiento lo llevan a cabo muchos seres vivos. Por ejemplo, una planta absorbe la luz del Sol y emite después luz infrarroja, una forma mucho menos concentrada de energía. En esta línea, la entropía global del universo aumenta durante la fotosíntesis, mientras que la luz solar se disipa.


Si esta teoría resultara correcta, las mismas leyes físicas que se presentan como responsables del origen de los seres vivos podrían explicar la formación de otras muchas estructuras de la naturaleza, como los copos de nieve, las dunas de arena o los vórtices planetarios, como ejemplos de adaptación a la disipación impulsada.


La auto-replicación (o reproducción en términos biológicos) es el mecanismo a través del que una cosa puede hacer una copia de sí misma y en este caso, un sistema puede disipar energía en el tiempo. "Una buena manera de disipar grandes cantidades consiste en hacer más copias de sí mismo", por lo que, según la teoría de England, el principio que guía el proceso (es decir, la vida) es la adaptación de la materia al contexto de la disipación.


El principio se adaptaría también a la materia inanimada. Según estudios recientes, como el de Philip Marcos, de la Universidad de California, han observado algo similar en los procesos que afectan a fluidos mecánicos.


Fuente: El Confidencial