Un arqueólogo mexicano que busca una tumba real en un profundo y oscuro túnel debajo de una imponente pirámide construida antes del imperio azteca descubrió un indicio que podría acercarlo a su objetivo: MERCURIO LÍQUIDO.
En las entrañas de Teotihuacan, el arqueólogo Sergio Gómez encontró este mes «una gran cantidad» del metal plateado en una cámara al final de un túnel sagrado que estuvo sellado por casi mil 800 años. «Es algo que nos ha sorprendido realmente», dijo el investigador a la entrada del túnel bajo la pirámide de la Serpiente Emplumada. Algunos arqueólogos creen que el elemento tóxico podría ser una pista para hallar la primera tumba de un gobernante en Teotihuacan, contemporánea de varias ciudades antiguas mayas pero envuelta en tanto misterio que sus habitantes aún no tienen nombre.
Gómez, con dudas sobre lo que llevó a la colocación del mercurio en el sitio, dice que el metal pudo haber sido usado para representar un río o lago del inframundo. El metal, hallado previamente en pequeñas cantidades en sitios mayas mucho más al sur del país, nunca se había encontrado en Teotihuacan. De difícil extracción y apreciado por sus propiedades refractantes, el mercurio era poco común en el México antiguo. Los arqueólogos creen que sus características podrían haberle dado un significado supranatural para rituales.
En busca de la tumba real
En lo profundo de un complejo integrado por tres cámaras, Gómez espera encontrar la última morada de un rey. De estar en lo correcto, el descubrimiento ayudaría a esclarecer un debate sobre cómo se manejaba el poder en la ancestral ciudad de enormes pirámides de piedra que supo ser el hogar de unas 200 mil personas y centro de un imperio que floreció entre los años 100 y 700 d.C. Teotihuacan, o «morada de los dioses» en la lengua azteca náhuatl, fue distinta de la civilización maya. Sus habitantes no dejaron registros escritos y abandonaron la ciudad mucho antes de que los aztecas asumieran el poder en el siglo XIV.
En su tiempo, fue una de las mayores ciudades prehispánicas de Mesoamérica y probablemente del mundo. Los españoles excavaron en Teotihuacan en la década de 1670, pero sólo hasta la década de 1950 comenzaron las excavaciones científicas.
De acuerdo al reporte de la agencia Reuters, el trabajo de seis años de Gómez en el túnel ya ha recuperado decenas de miles de artefactos incluyendo esculturas de piedra, joyería preciosa y conchas marinas gigantes que llevan a las tres cámaras. Pero recientemente la cuidadosa excavación se ha frenado debido a la humedad extrema, el lodo y, ahora, la necesidad de un equipo protector para evitar el envenenamiento por mercurio. George Cowgill, un arqueólogo estadounidense que ha dedicado más de cuatro décadas a excavar Teotihuacan, opina que el hallazgo de mercurio aumenta las probabilidades de encontrar una tumba.
«Pero aún no es nada seguro, y eso es lo que mantiene a todos en suspenso», comentó. La arqueóloga mexicana Linda Manzanilla cree que en su apogeo, la ciudad estaba gobernada no por un solo rey, sino por un consejo formado por cuatro señores, y que Gómez podría encontrar los restos de uno de ellos. Para respaldar su argumento, la antropóloga cita la ausencia de un palacio único o la presencia de reyes en alguno de los tantos murales de la ciudad. Se espera que la excavación de las cámaras concluya en octubre, dijo Gómez, y que se anuncien los hallazgos hacia finales del 2015.
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