Un equipo de investigadores japoneses y peruanos descubrieron una tumba intacta de alrededor de 2.700 años de antigüedad en Cajamarca, Provincia de Chota, Perú. En su interior yacían los restos de dos altos sacerdotes con cráneos alargados de la cultura preincaica de Pacopampa. El hallazgo fue denominado por sus descubridores como la «tumba de los Sacerdotes Serpiente-Jaguar» en honor a una botella de cerámica enterrada junto a uno de los cuerpos que fue modelada con el cuerpo de una serpiente y la cabeza de un jaguar.
En la fosa, según narra Juan Pablo Villanueva, investigador asociado a la Universidad Mayor de San Marcos, se depositaron dos individuos en posición fetal dispuestos de manera opuesta, al sur y norte. «El primero de ellos fue enterrado portando un collar compuesto de cuentas de ovoides de oro caladas con motivos en forma de ocho en sus cuatro lados. Frente a su cráneo depositaron porciones minerales como cinabrio (color rojo), malquita (color verde), hematita (color marrón oscuro), magnetita (color negro brillante) y calcita (color blanco). Es probable que estos colores y la naturaleza de los minerales tuvieran algún significado importante en el ritual funerario. Por otra parte, el segundo cuerpo se depositó con una fina botella, de 20 cm de altura, cuyo cuerpo corresponde a una representación de una serpiente con cara de jaguar, un animal mítico en la ideología religiosa de aquella época», detalló Villanueva.
Ambos cuerpos fueron cubiertos con grandes lajas dispuestas oblicuamente y a su vez estaban envueltos con piedras y tierra. Otra intrigante característica de los esqueletos es que poseen cráneos ligeramente alargados.
Este rasgo distintivo, en combinación con los bienes presentes en la tumba, proveen un contexto que sugiere a los investigadores que ambos cuerpos pertenecen a miembros de la élite, probablemente líderes o sacerdotes. Este hecho sorprendió a los integrantes del proyecto arqueológico, ya que previamente se pensaba que no habían individuos de alto estatus en la cultura Pacopampa. El nuevo descubrimiento también indica que el sitio donde se encuentra la tumba pudo ser un centro ceremonial de la época.
«Los restos se encontraban adyacentes al lado este del patio cuadrangular de la tercera plataforma. Este patio fue escenario de reuniones públicas donde se realizaban actividades ceremoniales que implicaban el consumo de alimentos y bebidas. Quizás, estos individuos dirigieron y participaron de estos festines», precisó Yuji Seki, profesor del Museo Nacional de Etnología del Japón, quien además manifestó que las evidencias halladas en Pacopampa pueden correlacionarse a otras de similares características, como las de Kuntur Wasi.
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