Cuando se menciona una posible conexión entre el Antiguo Egipto y otras civilizaciones a miles de kilómetros de distancia, usualmente los ortodoxos se rasgan las vestiduras y no dudan en caracterizar tales nociones como pseudohistóricas. Sin embargo, recientes hallazgos arqueológicos en Irlanda arrojan nueva evidencia que valida el escenario de una ancestral y enigmática conexión entre civilizaciones.
La colina de Tara es un lugar sagrado. Contiene un elevado número de antiguos monumentos, y es famosa por ser la sede del Árd Rí Éireann (el Gran Rey de Irlanda). Durante muchos siglos, los historiadores han tratado de desentrañar sus misterios, y han sugerido que desde la invasión celta de la isla hasta la invasión de Richard de Clare en 1169, la colina fue el centro político y espiritual de la isla. Debido a que la historia y la arqueología de Irlanda no están bien coordinadas, las teorías arqueológicas, en cuanto a los hallazgos recientes, sugieren que la completa historia de la Colina de Tara está lejos de conocerse en su totalidad. Y por si todo eso no fuera suficiente para impregnar de un aire místico el lugar, de acuerdo al folclore de la isla esmeralda, la mítica colina fue donde los Tuatha De Danann —«dioses» que arribaron a Irlanda en misteriosas «embarcaciones»— reinaron antaño.
Rituales funerarios y huesos
Durante recientes y controversiales excavaciones cercanas a Tara, emergió una historia sobre el hallazgo de un extraño esqueleto hallado en Lismullin Henge. Mientras que algunos arqueólogos pensaron que se trataba simplemente de los restos de un perro, otros pensaron en algo más sorprendente: los restos pertenecían, de hecho, ¡a un mono de Berbería o macaco! Pero, ¿qué hacen los restos de un mono, un animal no originario de latitudes tan septentrionales, en un ancestral sitio funerario irlandés?
También cabría preguntarse si este caso es aislado o existen precedentes de huesos similares en otros lugares sagrados. Para esto último, la respuesta es afirmativa. En excavaciones hechas en Eimhain Macha (Fuerte Navan), en el Condado de Armagh, fue encontrado el cráneo de un macaco. Al ser datado por radiocarbono, la edad resultante fue de 2.500 años. La cuestión para los arqueólogos es, entonces, determinar cómo los misteriosos restos llegaron a Irlanda y, tal vez más importante aún, por qué.
La conexión Egipto-Irlanda
Una de las teorías más apasionantes para aquellos aficionados a la «historia abierta» es la posible relación entre el Antiguo Egipto y la Antigua Erin o Eiré (el nombre en lengua irlandesa para Irlanda). A pesar que existen algunas leyendas que conectan Tara con la realeza egipcia, éstas nunca han podido ser confirmadas por los eruditos.
Un claro ejemplo que apunta en la dirección del Nilo, es el descubrimiento de un esqueleto de un adolescente en el Montículo de los Rehenes, próximo a Tara, por parte del Dr. Sean O Riordan del Trinity College. La datación mostró que los restos tenían 3.800 años de antigüedad. Asimismo, un collar encontrado junto con la osamenta estaba hecho de cuentas de mayólica que coincidían con un diseño y manufactura egipcia.
Scota, realeza egipcia
Existe también la famosa leyenda de la princesa egipcia Scota, quien se dice arribó a Irlanda en el año 1700 a.C. donde halló su muerte a manos de los Tuatha De Dannan en una gran batalla. Su supuesta tumba está marcada por una roca gigante con inscripciones en el Condado de Kerry, y su importancia es tal que los políticos locales siempre bregan por su preservación
Otra interesante historia relacionada con una migración a la isla esmeralda se cuenta en el Lebor Gabála Érenn (Libro de las Invasiones), en donde Milesio, el gran líder de los invasores foráneos perdió a dos de sus hijos cerca del 1400 a.C., cuando una tormenta causada por los dioses Tuatha De Dannan hundió su barco. A pesar de lo coloridas que son estas leyendas, hasta tiempos recientes han permanecido como tales sin ningún sustento arqueológico o meramente histórico que enlace Irlanda con el bajo Mediterráneo… Pero esta noción puede cambiar radicalmente debido a las nuevas investigaciones y análisis de ADN publicadas en diciembre de 2015.
Impresionante evidencia genética y etimológica
Científicos del Trinity College de Dublin y la Queen’s University Belfast publicaron sus nuevos hallazgos en Proceedings of the National Academy of Sciences. Lo que hallaron fue que los antiguos irlandeses no solo estaban relacionados con la gente del sur de Europa, sino también con Medio Oriente. Este conocimiento lleva inevitablemente a una explicación apetecible para el hallazgo de restos de monos en la antigua Erin y además enciende un nuevo eslabón inexplorado en la cadena etimológica de los Tuatha De Danann.
Comúnmente, el significado aceptado para el nombre de estos misteriosos seres de procedencia divina es ‘La Gente de Danu (o Dana)’, la diosa madre en la mitología irlandesa. Un punto significativo para la etimología de este nombre es que la última palabra, Dannan, no figura en los primeros registros donde se menciona a estos seres, que simplemente son llamados Tuatha De o Tuatha Di. De hecho, recién en el siglo 19 los exegetas aceptaron incluir lo de Dannan. Tal vez es hora de rever cierta parte basal de los mitos irlandeses a la luz de la nueva información y, sobre todo, quiénes eran realmente los dioses adorados por los antiguos.
Uno de los dioses más importantes de la mitología egipcia es Thot, más tarde conocido como Hermes por gracia de los autores griegos. Thot era un dios lunar a quien se le atribuye el otorgar la sabiduría y la escritura a la civilización humana. A menudo ha sido representado y simbolizado como un mono o babuino. ¿Es esta la razón detrás de los misteriosos huesos hallados en ancestrales sitios funerarios en Irlanda? Además, si prestamos atención al nombre del dios y sus variantes, como Thoout o Thaut, entonces se presenta una curiosa coincidencia.
Thoout Dai se traduce como ‘El cruce de Thot’, mientras que Thoout Dat como ‘El viaje (en barco) de Thot’, y Thoout Da como ‘La tormenta de Thot’ (de acuerdo al Lebor Gabála Érenn los Thuatha llegaron a Irlanda «en oscuras nubes»). Otro factor de importancia es que los jeroglíficos egipcios fueron recién descifrados en el siglo 19, posterior a que un tal Jean-François Champollion hallara la famosa Piedra Rosetta en 1820. Por ende, los monjes cristianos que registraron por primera vez los mitos irlandeses no tenían conocimiento sobre estas traducciones fonéticas.
Cuando removemos los elementos rocambolescos del mito y la sabiduría popular, nos encontramos con muchas preguntas sin responder —u omitidas por conveniencia— impulsadas por la evidencia recolectada en la actualidad. Y si bien la controvertida conexión Egipto-Irlanda ha sido vapuleada en el pasado por el establishment, ahora sabemos con creces que existe más de una razón para despejar las «oscuras nubes» legadas por los dioses.
Por David Halpin.
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